martes, 29 de mayo de 2012

Torrejón se asfixia


Una mujer camina tranquilamente por el reciente Parque Europa en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. De su mano, un niño de corta edad y un perro. Se paran a descansar en uno de los bancos, cerca de la céntrica cascada y rodeados de árboles en flor por la llegada de la primavera. Ella apoya la cabeza en el respaldo e inspira profundamente mientras pronuncia: “¡Qué aire más rico, esto es el paraíso!”

La señora está equivocada. Cree que está respirando puro oxígeno cuando en realidad traga partículas en suspensión. Está en la cuarta ciudad más contaminada de España. Al menos, así lo reveló hace unos meses la Organización Mundial de la Salud al publicar la “primera base de datos mundial sobre calidad del aire”.

Cuando se lo comunico, boquiabierta me responde: “¡Qué dices! Primera noticia que tengo”. Ella no lo sabía, como tampoco lo sabía ninguno de los que en ese momento estaban presentes. Un caballero dice muy contundente que no es posible, “con la de parques y zonas verdes que ha puesto el ayuntamiento”.

El estudio recoge datos de 2008 y analiza los microgramos de partículas en suspensión por metro cúbico. Torrejón tiene 39 microgramos, y por delante se encuentran la ciudad de Zaragoza y Sevilla, con 45, y Granada con 40. Madrid capital se halla a mitad de la tabla de datos con 26 microgramos. Las mejores situadas son Logroño, Santiago de Compostela y Badajoz.

La Organización Mundial de la Salud advierte que el límite aconsejable para garantizar la salud de los ciudadanos es de 20 microgramos por metro cúbico, por tanto, se trata de un caso preocupante para los torrejoneros, ya que casi lo dobla.

Los expertos de la OMS consideran que la contaminación atmosférica es un problema de salud ambiental de gran alcance. Reducir ese índice de contaminación puede hacer descender la mortalidad. Tener un índice alto supone un incremento muy importante en enfermedades cardio-respiratorias, en alergias e incluso en cánceres como el de pulmón.

Una médica de cabecera me cuenta cómo afectan las partículas en suspensión a las enfermedades cardio-respiratorias. “Las partículas dispersas en el ambiente y que son respirables se conocen como PM-10. Tienen un diámetro de unos 0,4 microgramos, lo que facilita que se introduzcan en nuestro cuerpo y lleguen a los alveolos pulmonales, donde al existir humedad aumentan de tamaño y producen enfermedades como la bronquitis”.

Aunque los transportes motorizados y las fábricas sean responsables, la gran parte de la culpa de esta contaminación es del tráfico de aviones. Los gases que vierten los aviones cambian el balance de la atmósfera y contribuyen al efecto invernadero. Además, el CO2 puede permanecer en la atmósfera durante centenares de años. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las emisiones contaminantes de la aviación han crecido un 90% desde 1994.

Torrejón cuenta con una base aérea militar desde los años 50, y el tráfico aéreo que se dirige a la T4 de Barajas pasa también por la ciudad, a una altura muy baja. “Estás en tu casa tranquilamente leyendo y de repente se escucha un ruido escandaloso. A veces parece que nos están bombardeando y a mí eso me pone muy nerviosa”, afirma la señora del Parque Europa.

Este es otro de los grandes problemas que tiene la localidad. La contaminación no sólo es ambiental sino también acústica. Hace tan sólo un mes el ayuntamiento elevó una queja al Ministerio de Medio Ambiente para que actúe y haga desviar el paso de los aviones del aeropuerto de Barajas del municipio. El alcalde, Pedro Rollán, pidió el cese de vuelos nocturnos y una limitación del horario durante el día. Pretende además que se instalen unos medidores acústicos para estimar el ruido, que se aíslen acústicamente las viviendas afectadas e incluso compensar a la ciudad de Torrejón con 30 millones de euros por las molestias causadas hasta ahora.

En el pleno de octubre, el ayuntamiento de Torrejón aprobó una moción en la que se proponía al Gobierno trasladar la base aérea militar y así eliminar una parte importante de ruido y contaminación en el municipio. También se le exigía una compensación económica, al igual que por el aeropuerto de Barajas, pero esta vez de 600 millones de euros. El Ministerio de Defensa no atendió siquiera la solicitud de Rollán.


La base aérea, que supone la tercera parte del municipio, no ha pagado nunca por su estancia al mismo. Por ello, el consistorio ha decidido cobrar el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) al Ministerio de Defensa. Hasta el momento, el Ministerio estaba exento de pagar impuestos, pero Pedro Rollán y sus ediles han querido poner fin a esta situación.

Al recinto acceden en ocasiones aviones de compañías privadas, y existen servicios generales como un campo de golf o un bolera. La factura de 2008 del IBI, por ejemplo, ascendió a 450.000 euros.

Me pongo en contacto con el concejal de Medio Ambiente de Torrejón, Valeriano Díaz Baz, para comentar la situación que se podría calificar de alarmante. Él afirma que “la calidad del aire desde que se hizo el estudio ha mejorado, aunque lógicamente no podemos darnos por satisfechos. De todas formas, creemos que desde el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para paliar este problema que nos viene dado desde el exterior del municipio. Podemos decir que, en gran medida, Torrejón soporta la contaminación que otros generan.”

Díaz apunta que la situación geográfica del municipio es determinante, ya que “Torrejón está situado en el inicio de un valle junto a la capital. Cuando el aire sopla hacia nuestra ciudad, las partículas en suspensión de esa tristemente famosa “boina” de contaminación de Madrid llegan nuestro término municipal y se sitúan sobre nuestras cabezas, a lo que hay que sumar la generada por el cercano aeropuerto de Barajas y por la base militar de Torrejón que también contribuye a esta situación.” Respecto a la base, señala que “limita nuestro desarrollo como ciudad y supone un peligro real para el municipio el sobrevuelo constante de aeronaves militares. Hemos pedido en multitud de ocasiones su traslado.”

El edil se muestra satisfecho con su trabajo, y recuerda que “hemos creado o reformado en cuatro años 50 parques y construido sobre lo que era una escombrera un gran pulmón verde que es el Parque Europa, que cuenta con 5.000 árboles y miles de plantas y que no sólo es un emblema de la ciudad sino la gran zona verde que necesitaba un municipio tan contaminado como el nuestro. Además, se han creado más de 16.000 plazas de aparcamiento, lo que contribuye a reducir la emisión de gases de los automóviles, ya que los estudios especializados indican que muchos de los coches que circulan por una ciudad están buscando estacionamiento: si facilitamos aparcar, facilitamos que contaminen menos.”

Valeriano Díaz no puede, aunque le pese, garantizar en Torrejón una buena calidad de vida porque “la calidad del aire ha mejorado pero al depender de factores externos a la propia ciudad es difícil garantizar nada. Aún así, en los últimos años -recalca- hemos mejorado mucho.”

Está claro que el ayuntamiento está haciendo todo lo posible para arreglar la situación, pero mientras se trata de luchar contra el Gobierno para desviar los aviones o se buscan al menos compensaciones económicas sin éxito, 120.000 personas siguen inmersas en esta burbuja de partículas en suspensión, intentando respirar en la cuarta ciudad española con mayor contaminación. Poco a poco, Torrejón se asfixia.

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